Vistas de página en total

martes, 15 de julio de 2014

Abandonadas 8

Con la cara ceñuda, Zorro se quedó mirando un tiro de perros que se acercaba a su casa procedente del campamento de invierno. Reconoció el tiro al instante y resistió las ganas de darle la espalda cuando se acercó.
Había estado preparándose para salir a cazar antes de que llegara la siguiente oleada de tormentas. Aunque tenía carne de sobra para comer, necesitaba obligarse a salir para no consumirse en su casa. Durante tres días, Zorro y la tormenta de fuera rugieron de ira hasta que por fin, agotadas y cansadas, las dos se calmaron, resignándose a una paz temporal.
Zorro no dijo nada cuando Nube Blanca bajó de su trineo y se acercó.
No hizo ni caso a Kia y a Sunni, que ahora estaban de pie junto al trineo, y se concentró en Nube Blanca.
—Tú siempre eres bienvenido aquí porque mi abuela te consideraba su amigo. Tus mujeres no. Haz el favor de dejarlas en el campamento si tienes pensado visitarme en el futuro. —Zorro se dio la vuelta y se encaminó hacia su casa. Nube Blanca meneó la cabeza. Zorro se esforzaba por ocultar la expresión de dolor de sus ojos e incluso al darse la vuelta, sus ojos no pudieron evitar buscar a Kia, aunque fuera un instante.
Zorro oyó que Nube Blanca la llamaba, pero no contestó ni se volvió. ¿Cómo se atreven a venir aquí, para qué, para recoger las cosas de Kia? Debería haberles prendido fuego y haberlas tirado en la tienda de Lobo Negro. Este pensamiento fruto de la rabia no contribuyó en nada a que Zorro se sintiera mejor. Al entrar en su casa, se sentó en la plataforma de dormir pequeña. No había podido dormir en la más grande porque no soportaba la idea de captar el olor de Kia en las pieles.
Totalmente vestida, Zorro se hizo un ovillo e intentó no oír a Nube Blanca dando la orden a sus perros para marcharse. Qué ganas tenía de rogarle a Kia que no se fuera. Habría hecho cualquier cosa por oponerse a la restricción que le imponía su orgullo, pero no consiguió obligarse a hacer este ruego. Zorro cerró los ojos y se colocó boca arriba. Al instante, creyó sentir la presencia de Kia. Se imaginó que sentía su cálida caricia en la cara y la forma en que Kia decía a veces su nombre cuando se besaban sin más razón que el placer de sentirlo deslizarse entre sus labios. Las lágrimas empezaron a caer bajo los párpados firmemente cerrados de Zorro.
Kia se las secó dulcemente con los pulgares.
Zorro abrió los ojos rápidamente y se quedó mirando a Kia.
—¿Qué... por qué estás aquí? Se acerca una tormenta, debes marcharte ya.
—Éste es mi hogar.
Zorro se levantó rápidamente y se apartó de Kia. Todavía se temía que pudiera rogarle a Kia que se quedara. No lo iba a hacer. Kia le había hecho daño.
—¿Es que Lobo Negro te ha rechazado? —gruñó.
Kia miró a Zorro a los ojos con sinceridad.
—No deseo a Lobo Negro, estoy unida a ti. Lobo Negro está unido a Miko.
Zorro notó que su boca hacía un gesto de desprecio. No pudo evitar ser cruel: nadie tendría jamás el poder para hacerle un daño como el que le había hecho Kia.
—¿Así que esperas que yo te vuelva a aceptar? —preguntó con aspereza. Se volvió furiosa hacia el fuego y se puso a atizarlo con un palo. Maldita seas, Kia, por haber vuelto aquí, pensó con los ojos llenos de lágrimas de dolor—. ¿Qué quieres de mí? Tus cosas están ahí. —Señaló el rincón y se sintió algo avergonzada por la forma en que había tirado las cosas de Kia, incluido su abrigo de unión, con la intención de prenderles fuego—. Cógelas y vete —ordenó, con la voz aún más áspera por la vergüenza.
—Me iré —dijo Kia suavemente y Zorro aguantó la respiración por temor a gritar de dolor y quedar en vergüenza—. Pero no sin que antes me hayas escuchado.
—No quiero oír lo que tengas que decir. Sunni me lo ha contado todo.
Vete de aquí, no eres bienvenida.
—Sunni ha cometido un error, Zorro. Un error al interferir en un malentendido entre mi compañera y yo y un error al decirte las cosas que te dijo. Ahora lo sabe. Quería pedirte disculpas, por eso ha venido con nosotros.
Le he dicho que tendrá que esperar hasta que hayamos hablado. —Fuera se oyó un fuerte aullido de la tormenta que se acercaba, interrumpiendo el apasionado ruego de Kia. Ésta movió las dos grandes piedras para sujetar al suelo la piel que tapaba la puerta. Zorro hizo como si no supiera que estaba allí.
Kia se acercó a Zorro y se acuclilló detrás de ella. Le puso a Zorro una mano en el hombro.
—No, Kia. —Zorro detestó la debilidad que se oía en su voz. Quería sonar furiosa y decidida, pero no podía. Lo único que quería era recuperar a Kia.
—Zorro, escúchame. No tenía intención de dejarte. Estaba asustada y confusa. Fui a ver a mi madre porque creía que ella tenía las respuestas. Me equivoqué. Tendría que haber hablado contigo primero.
Zorro agarró con más fuerza el palo.
—¿Qué era tan importante para que fueras corriendo a verla justo antes de una tormenta?
A Kia le dolía el corazón por Zorro. Percibía la indecisión en el tono de Zorro, así como la necesidad de creer que no le estaba contando una mentira.
—Tenía miedo...
—Yo no te habría vuelto a forzar, Kia. Te prometí que no lo haría. — Zorro cerró los ojos por el dolor al recordar que había prometido no volver a tocar a Kia y tampoco había sido capaz de cumplir esa promesa.
—No, escúchame, Zorro —le ordenó Kia, con una fuerza en su voz normalmente suave y tímida que Zorro nunca había oído hasta entonces. Su furia al enterarse del engaño de su madre había sido terrorífica. Ni siquiera su padre se había atrevido a decir nada para calmarla. De hecho, Nube Blanca se había sentido bastante orgulloso de la forma en que su hija se había enfrentado a su compañera. Sólo había intervenido cuando Sunni estalló en lágrimas. Había sido un momento muy tenso, pero Kia se animó cuando Sunni le dijo que se había equivocado con Zorro, que ésta había confesado su amor antes de irse.
Kia se había visto obligada a esperar a que pasara la tormenta en su antiguo hogar con su madre y su padre a su lado y había llorado en silencio por su compañera. Les había causado mucho dolor a las dos por marcharse como lo había hecho. La revelación de Sunni sobre el amor de Zorro no fue una sorpresa para Kia: lo había sabido incluso la primera vez que Zorro se había echado encima de ella. Su miedo la había llevado a buscar el consejo de su madre cuando todo lo que necesitaba saber se lo habría enseñado amorosamente su compañera si se lo hubiera preguntado.
—Zorro... no deseo a nadie más, ni a Lobo Negro ni a nadie. Sólo te deseo a ti. Vino aquí poco después de que nos uniéramos y me pidió que me fuera con él, pero yo me negué. Nunca lo he deseado, Zorro.
Zorro se abrazó a sí misma, negándose a mirar a Kia, mientras lo que ésta le decía empezaba a curarla.
—No te puedo dar hijos —dijo débilmente, señalando la única cosa que nunca podría arreglar.
—Me da igual —dijo Kia, mirando el pelo rojo de su compañera.
Zorro abrió la boca y la volvió a cerrar, preparada para expresar otra protesta pero incapaz de pensar en una. Kia la deseaba. Decía que no deseaba a Lobo Negro; decía que la deseaba a ella. Kia me desea. Los ojos de Zorro se llenaron de lágrimas. Se negó a dejarlas caer y respiró hondo.
—Te amo, Kia. Te amo con todo mi ser. Por favor, únete a mí y yo protegeré tu corazón durante el resto de mi vida e incluso en el más allá. — Zorro aguardó la respuesta de Kia, pero lo único que oyó fueron unos suaves sollozos. Se dio la vuelta, cogió a su compañera entre sus brazos y no pudo evitar echarse a llorar ella también.
—Yo también te amo, Zorro. Nunca quise hacerte daño —farfulló Kia mientras se consolaban mutuamente en el suelo del hogar que iban a compartir durante muchos ciclos aún por venir.
—¿Por qué necesitabas hablar con tu madre? —preguntó Zorro largo rato después, con la voz ronca de llorar.
Kia se echó a reír y su fuerza recién encontrada menguó bajo los ojos amorosos de su compañera.
—Tenía miedo de no saber cómo satisfacerte.
La piel clara de Zorro se encendió por el rubor y abrió los ojos de par en par.
—¿Le preguntaste a tu madre cómo satisfacerme?
Kia se levantó y se acercó al rincón donde estaban amontonadas sus pertenencias. Cogió el grueso abrigo de piel de oso y empezó a quitarse la ropa, esperando que Zorro no advirtiera el temblor de sus manos mientras se desvestía. Miró a Zorro por entre las pestañas y se lamió el labio.

—No, se lo pregunté a mi padre.

11 comentarios:

  1. Excelentee, hermosoo, como lo dejas ahiii, q linda historiaa!! Me gustaria conocer la conversacion con nube blanca jejej. Gracias por escribir

    ResponderEliminar
  2. Ha empezado muy bien la semana, tu historia Dios mío me E N C A N T A tu forma de escribir es fascinante, envolvente, realista...solo tengo una queja, como lo dejas ahí??!?? Esta por demás decir que espero ansiosa la continuación, q tengas una excelente semana




    ResponderEliminar
  3. Amo tu historiaaa me encanta pero realmente....COMO LA DEJAS AHI!!!! espero la continuacion para mañana jajaja

    ResponderEliminar
  4. ME ENCANTA gracias por compartir tus palabras un saludito desde colombia

    ResponderEliminar
  5. Un poco corto pero no tardaste tanto, espero la conti pronto, no tardes. Muy buen capi como siempre

    ResponderEliminar
  6. Hola q hermosa historia los primeros capítulos los publicaste en una página de relatos eróticos..

    ResponderEliminar
  7. Me encanta esta historia, es diferente a las demás y la forma en que la contextualizaste la hace especial. Espero con ansias la siguiente entrega, ojalá no tarde tanto para no morir de curiosidad. Saludos afectuosos desde Chile.

    ResponderEliminar
  8. hola!!!! m facino solo que fue muy corto ojala y los isieras mas largos ....saludos niña :)

    ResponderEliminar
  9. Esperando con ansias la contii y que sea mas larga sii jajaja me facina como escribes...saludos desde mexico

    ResponderEliminar
  10. Hola
    Venia siguiendo tu historia en TR es excelente relato, me preocupe cuando ya no la publicaste mas en esta pagina, después de encontrar tu twitter me encontré con tu blog, y gracias a Dios que continuaste la historia en tu pagina es genial, me encanta como manejas los personajes y como vas hilando las acciones, espero continúes escribiendo...

    Saludos desde Bogota, Colombia
    Isa(Noctabog)

    ResponderEliminar
  11. Hola me encanta tu forma de escribir e estado sigiendo tu relato por todo relato y llevo baatante esperando hasta que por fin di con tu blog. Me facina la historia y creeme que me volvere fiel seguidora tuya. Leidy c desde colombia

    ResponderEliminar