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miércoles, 20 de marzo de 2013

Sui Generis 2

MUY AMIGAS
Después de las vacaciones de invierno. Algunas cosas cambiaron desde que me confiaron el secreto de que Fabiana y Andrea eran “girlfrieds”, Ale ya lo sabía pero no me lo habían dicho para no frikearme, realmente no tuve objeción alguna, no me afectaba, era cosa de ellas, seguimos saliendo juntas pero ahora preferían andar ellas por su lado de la mano, abrazándose y cosas así.
Empezó a haber más química con Ale, todo el tiempo estábamos pegadas como chicle, la confianza era “total”, pasábamos todas las tarde juntas y a veces dormíamos juntas en la casa de cualquiera de las dos, sabíamos “casi” todos nuestros secretos.
Su color favorito era el anaranjado, le gustaban las películas de terror, le fascinaba los helados de vainilla y las galletas finas, odiaba la carne de puerco, se ponía el mismo pantalón sin lavar hasta tres veces, dormía sin ropa interior, y ya había tenido su first time a los 16, y se depilaba allí por que odiaba sus bellitos
Ella sabía de mi que me gustaba el azul, que nunca comía atún, mi debilidad era el helado de fresa, y además de Jenny era la única persona que sabía de un incidente con un primo medio lejano, nos besamos en una fiesta cuando teníamos 13 “para saber que se sentía” y también sabia que aún era virgen.
Platicábamos de todo, no había pena para tocar ningún tema, yo le preguntaba mucho de su experiencia, de cuando había estado con un chavo, yo sentía mucha curiosidad, aun que ella le era indiferente, decía que me emocionaba de más, “que no era la gran cosa”
Nos entendíamos padre, juntas comprábamos ropa y nos la pastábamos, comíamos helado en el centro de la ciudad mientras nos burlábamos de los frikies que pasaban, en fin con cualquier cosa la pasábamos bien.
Hasta nos llevábamos medio pesado a veces nos empujábamos, nos ofendíamos en juego, tu sabes cosas como “bitch, estúpida o perra”, nos aventábamos agua en la cara cuando su mamá nos hacia lavar los trastes y hasta a veces cuando me agarraba distraída me daba una nalgada y yo se las devolvía más fuerte, también hacíamos travesuras ñoñas como leer los mails cachondos de mi hermana cuando descubrí su contraseña, o nos escapábamos de la escuela y nos íbamos a su casa a desayunar y a ver TV o a echarnos una siesta, a veces también tomamos dinero de su mamá para ir a gastárnoslo.
Le encantaba la aventura, se robaba pequeñas cosas de los almacenes, cosas pequeñas, como esas pastillas que venden en las cajas de las tiendas departamentales, incluso una vez se saco una playera sin pagarla de un Liverpool, no por que lo necesitara, sino por diversión, de hecho me la regalo al otro día por que me había gustado mucho, para ella todo era un juego — te cuento esto por que creía ser heterosexual y es importante que entiendas como a pesar de esto, logro seducirme al grado de un día jugar desnudas en su cama— Mi madre pensaba que era una mala influencia y que cada vez era más como ella, siempre en la calle, incluso afirmaba que ya era fachosa e irreverente como ella. A lo mejor si éramos algo distintas pero por eso hicimos buena química, los polos diferentes se atraen.
MÁS QUE AMIGAS
Una tarde a principios de febrero después del colegio pasó algo que no me esperaba, Ale me acompañó a casa y antes de despedirse saco una pequeña flor de papel de su mochila y me hecho un largo e ininteligible rollo, que nunca logré recordar claramente, que en esencia dijo:
- Eres una chava súper, me agradas desde que entraste al colegio. Dame chance de conocerte más.
Claro que no le entendí a que se refería, entonces me explicó que no le agradaba, que más bien le gustaba mucho pero no como amiga, sino como chava. Me dio risa por que creí que bromeaba y le dije en broma.
- No somos lesbianas
Ella río también y me contesto.
- En serio, Sandra, que tal que lo intentamos, tu y yo somos como almas gemelas, no deberíamos ser solo amigas “es un desperdicio” - (esa última frase es creo lo único que recuerdo de manera textual) - vamos ¿qué tiene de malo?
Entonces tuve una reacción parecida a: ¡¿Qué?! ¿Había entendido bien?, ¿mi mejor amiga me estaba llegando? ¿Como que desperdicio?
- No te entiendo Ale - Le conteste con nervios y con esperanza de haberla malinterpretado.
- Quiero que seamos más que amigas, ¿me entiendes? - Dijo sonriendo.
Me quede callada, apreté los labios sin saber que responder, agache la mirada, no la entendía, o tal vez no quería, no sabia en donde esconderme, si cuando un chavo me llegaba me ponía bien nerviosa, imagínate ahora que se trataba de mi mejor amiga. Una vez que me di cuenta que si iba en serio, cuidando mis palabras para no herir sus sentimientos le conteste con otro choro, solo que yo al contrario de ella estaba nerviosísima.
-          Yo creo estas confundida, también te quiero mucho Ale, pero no así, no por que Andy y Faby salgan, nosotros debemos hacer lo mismo, es más yo nunca he salido con otra chava, es que yo no soy así.
-          Estoy segura de lo que siento por ti Sandra, es normal a veces a las mujeres nos…
No la dejé terminar y me despedí con el común beso en la mejilla y no la invite a pasar como era lo común.
Una vez que puse un pie, en casa, deje caer mi mochila me senté en la sala sin dar crédito a lo que había escuchado.
La verdad me espantó, sin querer a la mente me vino aquellos días en la regadera juntas, las noches que dormíamos en la misma cama o las nalgadas que nos pegábamos de “broma” y le maquile un rencor tal vez injusto, por no haberme contado que era lesbiana, todo lo que habíamos compartido. La cabeza me daba vueltas; óseas que ¿me dirigió la palabra en los cursos para ligarme como cuando un niño quiere conocer una niña?
Ahora muchas cosas las pude entender.
Me preguntaba tratando de darle sentido a la situación que parecía no ser real, me pare y me fui a cambiar la playera que era de Alejandra, ahora me daba asco, y todo la tarde y los siguientes días fueron extraños.
Me descontrolé por completo, deje de estar en contacto con las tres “lesbianas” como yo ya les llamaba para mi misma, de las tres no hacia una y me empecé a juntar con otras niñas. Ale parecía ser la misma conmigo, no evitaba mi mirada, aun que yo si, me invitaba a salir por teléfono y yo buscaba mil pretextos, me buscaba en los recesos pero yo me refugiaba con mis “nuevas amigas”, me sentía otra vez de la patada, sola como perro, en las tardes solo hacia tareas y me la pasaba encerrada con Karlita mi hermana que ya no sabia como molestarme.  Me preguntaba burlonamente ¿tronaste con tus novias?. Me incomodaba tanto ese comentario, por los tintes de verdad que eso tenían, y me alegraba de que no supiera lo que había pasado. Andrea me aconsejaba que le diera una chance, que lo intentara, pero dejo de hacerlo cuando noto que no me gustaba hablar del tema y también la evitaba a ella, en clase ya no me sentaba junto a ella.
Ale no se dio por vencida y evito que mi actitud ante ella nos distanciara. Un día trataba de evadirla después de la clase de educación física que tomábamos juntas, pero ella me tomo con suavidad de un brazo y me dijo.
- Tenemos que hablar Sandra.
Si, dime – le dije haciéndome la desentendida.
- Sabes algo, no podemos terminar nuestra amistad, en las tardes hecho de menos tu compañía, te volviste una hermana y... bueno… si tú no quieres… tal vez solo como amigas, yo lo entiendo, pero no me trates como si no me conocieras, la verdad me duele mucho que seas así conmigo.
¿Qué quería decir exactamente? “Tal vez solo como amigas” a tu hermana no le dices que sea tu novia…
Me desarmo por completo, hoy si parecía nerviosa, y hasta parecía que lloraría. Yo pensé que ya nunca le dirigiría la palabra, y lo que le respondí ni siquiera lo pensé, solo se lo dije con el otro extremo de la mezcla de sentimiento que me estaba matando, como si mi corazón en vez de mi cerebro pusiera las palabras en mi boca.
-          Si yo también, ni siquiera me caen las otras niñas, no son tan divertidas como tú.
Ella sonrió y pregunto.
-          ¿Amigas? - con una voz tierna que era imposible decir no.
Así que acepte y pasamos el resto del receso juntas, me di cuenta que era una persona bien padre, con la que no quería dejar de llevarme, era muy interesante, nunca me aburría con ella. Yo me mostraba rara con ella, en cambio ella parecía poner todo de su parte para restaurar la amistad y como me caía super bien, lo logro pronto, y seguimos la amistad como había sido hasta antes del día que se le ocurrió llegarme.
Un mes después comenzó a insinuárseme de nuevo, y ya no sabia que hacer, ya pensaba darle chance, para no pasarla mal de nuevo. Necesitaba hablarlo con alguien pero no sabia con quien, ¡necesitaba ver a una niña hetero! ya me daba miedo estarme pasando al otro bando. 

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